REPORTAJE EN LA PAGINA DE LA CONMEBOL SOBRE BARCELONA "UN TSUNAMI AMARILLO" |
Barcelona SC, un tsunami bien amarillo
Por Rodolfo Piñeyro Zibechi
En cualquier estadio del país cuando llega Barcelona la fiesta se instala, el estadio se pinta de amarillo, la ciudad colapsa, los vendedores agotan sus mercancías, llega gente de todos los rincones del país, pero los lugareños se olvidan del equipo local y apoyan a su Barcelona.
El primer hito, en 1949
El puñado de jóvenes ecuatorianos y catalanes que fundaron Barcelona el 1° de Mayo de 1925 y nombraron como primer presidente a Don Carlos García Ríos ni se imaginaban que estaban creando a una de las instituciones más populosas del país. Como la historia de cualquier club, Barcelona tuvo vaivenes, momentos de gloria y de los otros.
Para repasar la historia de Barcelona debemos remontarnos a su primer hito: la victoria en 1949 ante el Millonarios de Alfredo Di Stéfano, "Pipo" Rossi, Adolfo Pedernera y Cozzi, con goles de Enrique Pajarito Cantos, Jorge Rodriguez y Víctor Lindor, Barcelona ganó 3 a 2.
En 1950 obtiene el primer título en la era amateur, y por 1955 vuelve a ser campeón, ya en la era profesional, con el argentino Eduardo Spandre como técnico. Precisamente en esta época comienza a crecer la popularidad del Barcelona. Existieron para el Ídolo 5 partidos muy recordados: el 13 de Agosto de 1961 recibe al Real Madrid y pierde 3 a 1; el 8 de julio de 1962 empata a un gol con su homónimo español; el 15 de mayo de 1964 también divide honores con el Borussia Dortmund alemán, el 8 de julio de 1966 empata a dos goles con el Milan y pierde 3 a 2 con el Benfica de Eusebio el 8 de enero de 1967.
Y en 1971 se da un segundo suceso histórico: el invencible Estudiantes de La Plata, tricampeón de la Libertadores, cae por primera vez en su estadio en la Copa por 1 a 0 frente a Barcelona. Esto causa una conmoción en todo el Ecuador.
La época dorada
Pero sin duda los años de oro de Barcelona fueron en la presidencia de Isidro Romero Carbo. En 1988 se inaugura el Estadio Monumental, uno de los más bonitos de nuestro continente, con capacidad para 80.000 espectadores y con una particularidad: la construcción de suites que le dan un nivel semejante al Estadio Azteca de México. La década de los ‘90 fue muy proficua, llegaron Marcelo Trobbiani, Mario Saralegui y el Beto Acosta (Luis Alberto) y primero con Oscar Malbernat y luego con Miguel Ángel Brindisi como técnicos, Barcelona es vicecampeón de la Libertadores.
En 1997 se corona campeón ecuatoriano y juega la Copa Libertadores, llegando nuevamente a la final que pierde con Vasco da Gama; a partir de este momento el equipo más popular del país cayó en una debacle deportiva y económica, que incluso lo llevó a coquetear con el descenso. Fueron quince años muy difíciles, dirigentes con poco conocimiento en materia futbolística, contrataciones desacertadas, trabajo nulo en divisiones menores, llevaron a Barcelona a perder protagonismo. Pero, curiosamente, mientras el equipo no conseguía títulos, su afición no decrecía, al contrario, cada año soñaba con volver a ganar el título y llegar a las competencias internacionales.
Sus hinchas soportaron estoicamente los éxitos de Liga de Quito y esperaron pacientemente, por eso el miércoles 28 de noviembre, cuando Emelec cayó ante el Deportivo Quito, salieron a las calles a gritar su alegría, jóvenes que vivían por primera vez en carne propia la obtención de un título, veteranos que volvían a revivir pasadas épocas de gloria.
Tras una larga noche, un sol radiante
Para este año llegaron a Barcelona dos dirigentes jóvenes, empresarios, económicamente poderosos y fanáticos de la divisa amarilla: los hermanos Antonio y Luis Noboa. Ellos han conseguido lo que durante los catorce años anteriores fue esquivo. Al igual que Don Rodrigo Paz y su hijo Esteban en Liga de Quito, los Noboa están demostrando que sirven al club y no se sirven de él. Con los Noboa llegó como técnico primero Luis Zubeldía y, tras su renuncia, asumió Gustavo Costas, este último un factor clave para la consecución del título.
Costas, ex zaguero del Racing Club argentino, fue determinante para la transformación de un plantel al que le faltaba un verdadero conductor. En el fútbol actual los técnicos tienen una trascendencia vital. ¿Quién se acuerda de Juan López, el DT de la Selección de Uruguay en Maracana 1950...? Todos hablamos de Obdulio Varela, de Ghiggia, de Schiaffino, es que antes los entrenadores no asumían otras funciones que las de poner a los jugadores en la cancha y pedirles que jueguen.
Dos zagueros, tres medios y cinco delanteros, todos jugaban de la misma manera, siempre ganaba el que tenía mejores individualidades.
Hoy el técnico debe conocer de medicina deportiva, de nutrición, de psicología y por supuesto primero tratar de escoger los jugadores que se adapten a las exigencias del fútbol de este tiempo; jugadores lentos ya no funcionan, aún con condiciones técnicas sobresalientes. Después, el técnico debe ser muy analítico, cada partido, cada rival exige planificaciones diferentes, por eso cuando se escucha decir a un técnico "equipo que gana no se cambia", uno duda de su capacidad.
La sencilles y el equilibrio de Gustavo Costas
No conocemos el pensamiento de Costas, uno lo escucha y le parece verlo de pantalón corto, como cuando defendía a su Racing, es decir tiene un lenguaje sencillo, directo y por ende le cae muy bien a sus dirigidos. Estuvo en Perú y fue campeón, llegó a Paraguay y repitió, hoy tiene a más de medio Ecuador en el bolsillo.
Costas es equilibrado en sus planteamientos tácticos, procura ser sólido defensivamente para, a partir de ese momento, tener protagonismo ofensivo. Hay técnicos que pregonan la importancia de salir a buscar el partido, ser ofensivos, pensar siempre en el arco de enfrente, pero descuidan una función que es básica: defender bien. Si mi equipo no tiene la pelota definitivamente habrá que defender y hacerlo bien. No creemos en técnicos defensivos. Cuando un equipo se defiende no es producto de la iniciativa de su técnico, es el rival el que nos supera, mantiene la tenencia del balón y entonces debemos defendernos. Y con esa elegante frase "Salimos a ganar desde un principio, hemos sido protagonistas, pero perdimos", se salvan responsabilidades.
Costas a veces jugó con tres en el fondo, dos volantes laterales, dos volantes centrales, un media punta y dos delanteros. Otras veces utilizó cuatro en el fondo, doble cinco, tres volantes y un punta. Pero todo esto es relativo, sirve como una guía, lo que importa es cómo se para un equipo, dónde comienza a tratar de recuperar la pelota, y cuándo la tiene, si sabe administrarla adecuadamente.
Las individualidades
Argentina tuvo en el Mundial de Sudáfrica al mejor jugador de todos los tiempos (Messi) y un plantel riquísimo, sin embargo no tuvo un conductor eficiente y fracasó, de ahí la trascendencia que tiene actualmente el técnico, pero, claro, si no hay jugadores de buen pie difícilmente el técnico pueda llevar adelante la empresa.
Barcelona contó con el mejor arquero del país: Máximo Banguera; los zagueros de la Selección, Jairo Campos y Frickson Erazo; Perlaza apareció cuando hubo línea de tres; dos volantes laterales jóvenes y rápidos: De la Torre y Oyola; medios eficientes como el juvenil Carlos Grueso (17 años), Caicedo, Amaya y Matías Oyola, dos figuras fundamentales. Damián Díaz, quien fue de menos a más, y Michael Arroyo. Alternó también con eficacia Matamoros, y arriba el goleador Narciso Mina autor de 30 goles, con 3 penales marrados e innumerables posibilidades claras de gol que no se concretaron y que pudieron marcar un récord de conquistas, muchas veces acompañado por un promisorio juvenil José Ayovi.
Con este panorama era fácil predecir un final feliz. Y el día llegó: Barcelona se consagró monarca del fútbol ecuatoriano sin necesidad de disputar una final pues ganó las dos fases del torneo. Y un país festeja el resurgimiento de su hijo predilecto. El rostro de los ecuatorianos ha cambiado, las preocupaciones pasan a segundo plano, la sonrisa se instala en cada barcelonista, la economía mejora, el tema de la inseguridad se olvida, los apremios económicos no importan, el festejo se traslada a todo el país, desde los abuelos pasando por padres, hijos y nietos disfrutan el despertar de un grande de América, ganó el “Barce”, todo es felicidad, el país se ha teñido de amarillo.
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